domingo, 23 de mayo de 2010

The Hurt Locker (Bigelow)

Fue James Cameron quien convenció a su ex-mujer para dirigir The Hurt Locker. De Bigelow había visto Punto Límite, a la que considero la versión femenina de las películas pornográficas. Llena de muchachos hermosos tostados por el sol buscando la ola más grande para surfear. Y Días extraños, una película inquietante pero fallida.

El film tiene una cita inicial: La prisa de la batalla es una potente y letal adicción, pues la guerra es una droga, de Chris Hedges, un periodista y corresponsal que ha escrito un par de libros. La directora enfatiza en el recorte de las últimas palabras: La guerra es una droga.

Fue filmada en Jordania. Es cine independiente (al respecto Bigelow dice que si hubiera pertenecido a uno de los estudios de Hollywood se hubiera tenido que filmar en Nuevo México o Arizona). La acción transcurre en la guerra de Irak. Allí, en el día 38 antes de la retirada de la Compañía Bravo, ocurre un accidente y el especialista en desactivar explosivos muere. Es remplazado por William James. Toda la acción transcurre sobre la cinta temporal de la cuenta regresiva para el regreso a USA.

Acá la película hace un alto para presentar a los tres personajes principales que parecen delinear estereotipos pero que en el transcurso de la trama se confunden: el temerario salvaje, el soldado eficiente y el que le teme al dolor y a la muerte.

Cada día de trabajo de la compañía Bravo es un punto más alto en el consumo de adrenalina para los soldados y para el espectador.

No son premonitorios a lo Trakl: Hacia la noche, los bosques otoñales resuenan /con armas mortales / Sobre las doradas llanuras, los azules lagos / el más obscuro sol, gira. / La noche envuelve guerreros moribundos y / al salvaje lamento de sus fragmentadas bocas.
Son simplemente profesionales en desactivar bombas pero en ellos se juegan también: el deseo de la paternidad, la interacción constante con la muerte, el desvelo y el fragor de la violencia física y de la más peligrosa: la subyacente.

Alrededor del personaje central, interpretado por Jeremy Renner se teje un horror tan persistente como carente de valoración. No es una película moral y, a mi juicio tampoco una película bélica. Es una película sobre la naturaleza del hombre y sus instintos más primarios.

William James es un personaje salvaje pero humano, capaz de involucrarse en la muerte de un niño. "¿Cómo lo reconoces? Todos son iguales", le dirá otro soldado. Pero también capaz de poner en riesgo su propia existencia y la de toda su compañía con tal de ejecutar una hazaña que se cree capaz de llevar a cabo.

James colecciona bajo su cama "cosas que pueden matarte" y entre esas cosas están: desde restos de un dispositivo que desactivó frente al edificio de la UN hasta su alianza de matrimonio.

No hay otro ejército antagonista como en la mayoría de las películas bélicas. El enemigo es el que arma los dispositivos que pueden estar dentro de un auto, bajo el pavimento o en el cuerpo de un hombre. Omnipresente y tácito.

Sobre el final de la película, a la que no calificaría de violenta pero sí de descarnada, la compañía Bravo culmina su misión y vemos a James en su entorno familiar hablándole a su hijo sobre las cosas que te gustan en la infancia y las que te gustan en la adultez. "Con respecto a mí, dirá, solamente una". En la toma final, desembarca la Compañía Delta en Irak, con James sonriente en medio de la tropa, para la que empieza otra cuenta regresiva: 365 días.

¿Por qué ganó el Oscar? Por cuestiones que hacen a la mecánica interna de Hollywood, era tiempo de que se premiara a una mujer. Porque respeta la idea de guión americano que cree en la seguidilla de conflictos como estrategia narrativa. Porque es una buena película y lo merecía.

martes, 18 de mayo de 2010

Un profeta (Audiard)

Me interesa la prisión como metáfora de la sociedad. Lo que pasa dentro y fuera de sus muros es lo que le ocurre a cualquiera. Audiard


Así como el padre debes ser. Freud


Así como el padre no te es lícito ser, esto es, no puedes hacer todo lo que él hace, muchas cosas le están reservadas. Freud otra vez.


Malik El Djebena es condenado a una pena de seis años. Llega a la cárcel con un euro doblado en el zapato como única pertenencia. No sabe leer ni escribir. Tiene 19 años.

Para su desgracia, en su primera entrada al baño de la cárcel se topa con una propuesta de un homosexual que rechaza a golpes. El homosexual, Reyeb, es un soplón del que la mafia corsa intenta deshacerse. Al tomar conocimiento de la atracción del soplón por el adolescente , éste es obligado a incorporarse al clan y cumplir con su primer trabajo: matarlo con una gillette en la boca para no dejar señales. La iniciación, a través del asesinato, lo lleva a contar con la protección del personaje más influyente del presidio.

Hasta aquí el relato es un relato convencional. Está descripta la rutina y la mecánica interna de la vida carcelaria y el ensamble del muchacho es una consecuencia natural.

Sin embargo, para él ese asesinato tendrá connotaciones iniciáticas, culposas y redentoras.

¿Por qué iniciáticas? Porque antes de morir la víctima le pregunta si estudió y Malik decide empezar la escuela dentro de la cárcel. Y después de su muerte, el personaje se le presentará en sueños en cada instancia trascendente de la vida de Malik. Sé que es considerado un punto endeble de la trama pero, a mi entender, mueve el guión de la acritud, lo humaniza.

Cuando Malik consigue el beneficio de las salidas laborales, aprovecha las conexiones de su vida carcelaria para cumplir con las demandas del líder y al mismo tiempo llevar adelante un negocio personal que le es prohibido. Poco a poco se va a armando de dinero, de una familia que surge a consecuencia de la enfermedad terminal de uno de sus amigos y de valor para gestar sus propios códigos en un ambiente en el que todo parece establecido.

Su vida paralela no le impide cuidar los detalles, incluso sigue preparando café a su líder como cuando recién se incorporó a la mafia. El líder es un hombre grande y opresivo que hace las veces de padre, maestro y defensor. Malik aprovecha todo lo que le es útil mientras va gestando su personalidad adulta. Le crece el pelo, los bigotes, el cuerpo. Se metamorfosea, se adapta, transmuta.

Ya hombre, su jefe le propone el trabajo más riesgoso: matar a quien lo dirige desde afuera. En ese momento Malik consumará la traición. No como venganza sino como un paso más allá.

¿Por qué culposas? Porque el sueño recurrente a veces es invasivo, angustiante.

¿Por qué redentoras? Porque en el momento previo al desenlace el asesinado se presentará ante su asesino proponiéndole el rezo de una plegaria.

Antes de salir de prisión Malik le hará el desplante final a quien fue su líder. Sólo para marcar posiciones. El viejo ya es un hombre derrotado, no tiene séquito ni tratos especiales. Puede ser pateado, como los otros.

Al salir de la cárcel a Malik lo esperan una mujer, un niño y tres coches. Es un final feliz para una película que escapa al común de las películas carcelarias. Se trata de un hombre al que le tocó crecer en un marco distinto. Atípico pero con sus regularidades.

No es una película lenta pero es una película francesa y lleva su propia cadencia. El clima marcado por la oración en el pabellón de los musulmanes. Un venado que se cruza en una ruta nocturna. Reyeb marcando los ritmos narrativos.


¿Film Noir? De ninguna manera, leí este tipo de alusiones en la blogósfera pero, aunque puede tener cierta asociación temática con algunos representantes del género, no hay compatibilidad estética ni estructural con el género.

Jacques Audiard dirige sin excesos y sin clisés. Tahar Rahim y Niels Arestrup no son sólo virtudes del casting sino fantásticos actores.

Ni thriller ni suspense. Es acción medida y decantada.

No es seguro que pase por los cines de nuestro país. Lo más factible es que haga su camino en dvd. No importa cuántos César haya obtenido, a veces los premios no garantizan el marketing y, como sabemos, el entretenimiento no deja de ser una industria quizás más peligrosa que la mafia corsa.

Tout le jour il suait l'obéïssance; très / Intelligent ; pourtant des tics noirs, quelques traits / Semblaient prouver en lui d'âpres hypocrisies. Rimbaud

miércoles, 12 de mayo de 2010

Logorama (François Alaux, Hervé de Crecy y Ludovic Houplain)‏


La parte más difícil e interesante de todo análisis cultural, en las sociedades complejas, es la que procura entender lo hegemónico en sus procesos activos y formativos, pero también en sus procesos de transformación. Las obras de arte, debido a su carácter fundamental y general, son con frecuencia especialmente importantes como fuentes de esta compleja evidencia. Raymond Williams

Quieto ahì. Voy a contar una road movie.

Good morning live, suena en el comienzo de Logorama, el corto que ganó el Oscar en la categoría al mejor corto animado 2010. Desde el cielo vemos una maravillosa ciudad construida en base a los logos que conforman el mercado americano y que, por efecto de la globalizaciòn, todos conocemos.

Dos michelines policìas, en pleno diálogo de inspiraciòn tarantinesca comentan un paseo al zoo y sostienen una breve discusiòn acerca de cheetas enjauladas. Uno de los michelines, como es habitual en toda serie de policías made in USA, sale en busca de comida mientras el otro recibe el alerta de que hay un sospechoso. That´s right, si hay personaje temido por grandes y chicos en el universo de los logos e incluso en el universo real, ése es Ronald McDonald. Los michelines cops lo controlan por tierra y aire.

En una trama paralela, en el zoo de Los Àngeles, un instructor hace la tìpica recorrida por las instalaciones. Dos niños no resisten la visita guiada y salen a hacer su propio tour.
Mientras tanto, el camiòn de Ronald escapa de los michelines y sòlo es captado por el monitor de una estaciòn de servicio en el que trabaja una bonita señorita enfundada en un traje de Esso.

Los chicos, atrapados por un super guarda del Zoo con un miembro cubierto con la advertencia Parental Advisory que suele proteger el material explícito, montan al micro escolar con sus compañeros y salen de regreso a la misma carretera donde Ronald, descontrolado, pierde el dominio de su camión.

Los michelines cercan la zona, los niños en el pico de al adrenalina bajan del micro. Ronald toma como rehén al que lleva una t shirt de Big Boy. El chico logra escapar y se refugia en los brazos de la empleada de Esso mientras Ronald destruye los vidrios del lugar con su ametralladora.

Todo Los Ángeles se repliega: la insignia de la Paramount, el leòn de la Metro y los animales del zoo. La llegada de los escuadrones de SWAT presagia el clásico final con el tiro en la cabeza. El intento fracasa y la falla que descansa bajo las autopistas de California se hace sentir. El terremoto comienza a romper el pavimento. Todos los personajes emprenden el èxodo excepto uno de los michelines que tiene a Ronald en su radio de acciòn. Mala suerte, Ronald triunfa y empaña la pantalla de rojo.

La heroìna y el pequeño huyen en un patrullero. Ronald hace lo propio en una motocicleta pero una mala frenada lo manda al fondo de uno de los nuevos cràteres que pueblan la ciudad. Los fugitivos llegan hasta las legendarias letras de Hollywood y se precipitan por el valle.

Toda la actividad cesa, la mujer y el niño sienten que sobrevivieron pero densos escupitajos de petròleo brotan del centro de la tierra. Pronto todo flota en el petròleo y los protagonistas descansan sobre el pasto de un resto del planeta que va a hacer simbiosis con el logo de Universal, en un espacio en el que todavía subsisten Internet Explorer, Lucky Strike, Master Card y la NASA flotando en la Milky Way.

Se consigue en You Tube.

¿Razones para no verlo?

1) La estética es norteamericana, no hay riesgo artìstico del que uno esperarìa para una de las categorìas menores del Oscar.

2) Un guiòn clàsico y lleno de tòpicos. Un apocalipsis en el que las marcas son tan resistentes como las cucarachas y los dinosaurios.

3) Todos disfrutamos de la lectura de No Logo de Naomi Klein: No son las multinacionales enfocadas individualmente. Es el modelo económico que ellas representan, que mide el progreso sólo a través del "crecimiento" y de la lucratividad. Es un sistema masivo de consumismo y mensajes a través de las marcas que está presente en todos los rincones de nuestra vida del día-a-día, que invadió el espacio público y personal.

4) Todos adherimos a la lectura Yorke de No Logo.

5) 2500 marcas y mascotas taladràndote el cerebro y generando sinapsis en quince minutos son una experiencia devastadora.

¿Razones para verlo?

1) Ganò Cannes. Ganò Kodak.

2) Es una ilusiòn francesa y no una reproducciòn del american dream. No sè si los americanos hubieran plasmado un Ronald siniestro. Son los ùnicos a quienes se les ocurre que uno podrìa sentarse al lado de èl en uno de esos silloncitos de las hamburgueserìas.

3) Maldita sea, en el fondo a todos nos divierte formar parte del juego de Hollywood.

Era un observador pertinente de la realidad contemporánea pero quedaban tan pocas cosas por observar: habíamos simplificado tanto, diluido tanto, roto tantas barreras, tabúes, esperanzas erróneas, aspiraciones falsas... Michel Houellebecq

martes, 11 de mayo de 2010

Synecdoche New York (Charlie Kaufman)‏


Hay hombres que no suben después de caer. (Arthur Miller)

El título es un juego de palabras con Schenectady, New York, ciudad donde vive el protagonista y sinécdoque. Como fan de la etimología, llegué hasta el griego y me topé con que el tropo extiende, restringe o altera la significación de las palabras para designar un todo con el nombre de una de las partes, la parte por el todo, la palabra general por una más particular, el género por la especie, el singular por el plural, el plural por el singular, la materia por el objeto, el signo por la cosa representada (y éste uso me quedó rebotando en la cabeza) y la especie por el individuo, entre otros.

Es el debut como director de Charlie Kaufman. Hasta ahora vimos algunas de sus obras en cine dirigidas por Jonze (¿Quiéres ser John Malkovich?), Gondry (Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos), etc.

La escena inicial nos presenta al Caden Cotard y su contexto con unos pocos datos: Caden lee en el diario la noticia acerca de la muerte de Harold Pinter y le recuerda a su mujer el trabajo que hizo sobre una de sus obras, en la televisión muestran un dibujo animado que describe a los virus y su esposa y su hija de cuatro años parecen inmersas en un contexto propio.

Luego, mientras el protagonista se está afeitando estalla una canilla y le pega sobre la ceja. Ese pequeño accidente provoca una dilatación de sus pupilas y preanuncia un cuadro con dificultad para salivar y llorar y hasta cierta torpeza en los movimientos. A Kaufman le gustan las palabras y cuando a Cotard lo mandan al oftalmólogo entiende neurólogo y cuando, a su vez, es derivado al neurólogo entiende urólogo. Con su hija diluciudan las diferencias entre psicosis y sicosis.

Mientras, la vida transcurre. Se aproxima el estreno de su última obra y su mujer le anuncia que no va a asisitir porque está preparando una muestra de miniaturas que va a exponer en Berlín. La obra recibe buena crítica. La esposa decide que realizará el viaje con la única compañía de la niña y, en su ausencia, él recibe una carta que lo hace acreedor a una beca millonaria para montar una obra de teatro.

I never understood the theater until last night. Please forgive everything I've ever written. When you read this I'll be dead. (David Mamet)

Se propone, por primera vez, que esa obra sea escrita por él. En el colmo del entusiasmo usa una palabra judía que significa río o algo más abarcativo como corriente en la que Caden involucra desde la incesante marea de la vida hasta el flujo menstrual y las poluciones nocturnas. La empresa es ambiciosa. Él y la reconstrucción de su vida terminan siendo el argumento principal. Hace un casting para elegir a los protagonistas que van a ponerle el cuerpo a su propia historia. Allí están Hazel, la mujer que siempre lo amó, su nueva esposa, las representaciones de su entorno e incluso él mismo interpretado por un hombre que conoce hasta sus pequeños tics.

Dos acontecimientos se suceden en paralelo. El primero, la lenta degradación de su salud que, no obstante, no consigue adelantarse a las muertes que van a acontecer en su entorno. El segundo, su escaso registro del paso del tiempo. Un comentario de Hazel revela que hace un año que se marchó su esposa. Hazel misma, madre de mellizos, es la prueba de otra elipsis temporal y una foto en una revista de su hija de diez años tatuada al extremo le revela que su ex esposa la considera "su proyecto".

A lo largo de diecisete años el depósito, que primero supo ser la escenografía de su departamento, se va transformando en una reconstrucción de Schenectady, hasta con un zeppelin que supo surcar ocasionalmente el cielo de New York.

This morning's flowers and flowers of yesterday (TS Eliot)

Mueren su padres, su madre, sus mujeres. La muerte dela hija es impresionante. Ella sabe de la inmediatez de su muerte porque se están secando las flores estampadas en su cuerpo. Una flor de un rosa mortal y violento se le desprende del brazo en el instante final.

La obra nunca se estrena y, por fin, una mujer es quien ocupa el rol del director. Ésa mujer le va dando instrucciones por una cucaracha que lleva en la oreja. Monta una escena con un párrafo opaco en el que habla de las vidas con proyectos que nunca concluyen, de la gente que espera llamados que nunca se producen. Del silencio vital en medio de un escenario de muerte y lluvia. Cuando concluye la alocución le habla a Caden. Le dice: muere. La escena funde a negro.

Me pregunto què hubiera sido de este guión dirigido por Spike Jonze y hasta imagino cierta ironía y humor en las escenas tragicómicas. Hago lo propio con Gondry e intuyo algún otro toque de melancolía suave y digerible. Dirigida por Kaufman es una experiencia angustiante reservada sólo para mantes de Kaufman. Celebro que el término drmaturgo, gracias a Miller, gracias a Mamet, gracias a Kaufman, se haya hceho extensivo a los guinistas de cine.

Maravillosas actuaciones. Compleja ruta para narrar. La novìsima satisfacciòn de dirigir.

miércoles, 5 de mayo de 2010

La Cinta Blanca (Haneke)

Un niño antisocial puede mejorar aparentemente bajo un manejo firme, pero si se le otorga libertad no tarda en sentir la amenaza de la locura. De modo que vuelve a atacar a la sociedad (sin saber qué está haciendo) a fin de reestablecer el control exterior. (Winnicott)

El estallido no asombra. Y no es que el asombro sea lo esperable sino que dentro de la cosmogonía de Haneke, la irrupción de la violencia es el elemento habitual con el que fractura el equilibrio de sus estructuras narrativas. Un bellísimo niño de cabellos claros ha sido objeto del daño. Elijo la palabra daño porque una de sus acepciones posibles se vincula con los maleficios más básicos. Y éste es un maleficio básico. Que después haya adquirido un grado siniestro de sofisticación no significa que en su irrupción original no haya sido hasta burdo y primitivo.

Haneke hace un trabajo comparable al de Freud en El malestar en la Cultura, sólo que en lugar de desvestirnos a Roma e invitarnos a contemplarla desde otra perspectiva lo hace con la Alemania de 1913. Rastrea las influencias destructivas de su pasado patológico.

Elige una de las tantas sociedades opresivas desperdigadas por toda Alemania a comienzos de siglo. No lo cuenta, pero nosotros sabemos que esa vivencia se está reproduciendo en simultáneo en otros tantos lugares del país. Habrá otros maestros testigos, habrá otras víctimas de la rigidez religiosa, habrá otras pequeñas bestias producto del conservadurismo, de la rigidez de las formas, de una tensión que se adivina hasta en la velocidad compulsiva y lineal del sexo y en el recibimiento del hijo nuevo.

El maestro es el veedor y el visir, hace el trabajo de investigador y es quien también intuye la naturaleza del mal. Un hombre sencillo, capaz de comunicar afecto, de expresarse a través del cortejo, de interesarse en el otro y comprometerse con ese interés.

El maltrato a los niños espanta a los mayores pero ese espanto no alcanza. Detrás del espanto yace la apatía de quien no quiere saber. La tan provocativa frialdad del discurso en Haneke y hasta su discutida ausencia de palabras caen de una vez y se manifiestan en el discurso del maestro. Pero, al remanido modo foucaultiano, es un discurso que se produce en un contexto que no sólo no está en condiciones de recibirlo sino que lo rechaza de manera abrupta y plana.

Y el visir queda sentado, ante las mil una noches de horror que sospecha. No habrá historias que nos libren del horror. Haneke nos priva de una Scherezade porque en su filmografía no hay esperanza. Las palabras dichas no tienen ni siquiera la categoría de enunciado. Caen sobre la mesa como un sintagma llano. Una sucesión de palabras que no adquiere ni siquiera la diminuta categoría de fórmula.

Pienso en la palabra maldición y en su connotación desiderativa. Cuánto más fácil era para quienes nos sentábamos en nuestras butacas comprender la gestación del nazismo desde la criatura del Gabinete del Doctor Caligari moviéndose torpemente sobre los fondos dibujados por el expresionismo alemán. Tal vez porque no se sugería el deseo del mal sino apenas su inminencia.

Haneke nos propone pequeños desvíos, el reverendo acepta que su hijo conserve un pájaro, el médico parece actuar en pos del bien.

Releo a Freud: La génesis de la actitud religiosa puede ser trazada con claridad hasta llegar al sentimiento del desamparo infantil. Es posible que aquella noche oculte aún otros elementos; pero por ahora se pierden en el relato. Ni siquiera puedo delimitar con exactitud quiénes son los niños de esta historia.

Los personajes de Haneke están privados de su libertad, previa a la cultura, dirá Freud y de esa privación surge la coacción. Primero se manifestará entre ellos. La cinta blanca precederá a la esvástica. Entonces el deseo será más grosero, más orgiástico, más desmedido.

La música, la influencia de lo pictórico en los fotogramas, el impecable trabajo de los niños la vuelven una película necesaria aun para quienes no estén dispuestos a comprender.

Como El Séptimo Continente, La Cinta Blanca iba a ser un trabajo para televisión. El azar fue generoso con los cinéfilos.

Al respecto de la película Haneke dirá: En cualquier sitio con represión, humillación, sufrimiento y agonía está abonado el terreno para que pueda desarrollarse el radicalismo. Hubo quien, al verla, pensó que se trataba de un filme en contra del protestantismo, lo que no podría ser más erróneo. Hay que verla con una mirada más amplia, porque lo que dice es que una idea puede ser buena o mala, institucionaliza, se vuelve peligrosa porque se convierte en ideología.

Alguien lo comparó con Dreyer pero no hay lentitud en Haneke, continuamente están sucediendo esas cosas que Dreyer parece postergar. Otros con Carpenter y su idea del mal, pero la brusquedad de Haneke, no tiene su anclaje en las imágenes. El trabajo hasta lascivo de Carpenter en la exposición de la violencia no es propio de Haneke que prefiere hacer gala de un trabajo más ritual.

Me libero de cualquier pensamiento crítico. Me desprendo de las citas. Me quedo sentada, junto al maestro, como si existiera alguna posibilidad.

domingo, 18 de abril de 2010

BAFICI 2010

“La película se ha ido metiendo en el gusto del público y de los jurados porque se trata de una historia universal y porque la manera de filmarla, con pocos recursos y mucha imaginación y creatividad, ha atrapado miradas” Pedro González Rubio

Tardes enteras, días completos transcurridos en el cine. Jornadas de tres, cuatro, cinco y hasta seis películas. Como a unas dos terceras partes las vi en el Abasto me acostumbré al medio litro de café del día de Starbucks, al yogur descremado Dahi y al cuarto de helado de Freddo: chocolate con almendras. La base de una alimentación insana y divertida que espero repetir en el BAFICI 2011.

Noté mayor afluencia de público no cinéfilo. Menos peinados raros y vestidos modernos. La misma cantidad de estudiantes de cine pero un poco más terrestres. Las siempre graciosas preguntas torpes y repetidas de los debates. La fingida amabilidad de los organizadores cada vez que entregaba la entrada incorrecta para que me la cortaran. Menos adultos o tal vez más adultos mimetizados con adolescentes. Menos histeria y más camaradería.

Por fin, Alamar ganó el premio a la mejor película de la edición 2010 del BAFICI. Un guión sin ostentaciones, un relato visual impecable. El viaje hacia el arrecife de coral que refuerza las relaciones entre padre e hijo. Van hacia la tierra de la madre.
El camino está lleno de rastros, de huellas, de pequeños detalles que van marcando este punto de inflexión en la vida del pequeño Natan.
Pienso en los pececitos de aletas rosadas y sus movimientos finales sobre el barco. Pienso en las aves omnipresentes atravesando el cielo. Pienso en esos cuerpos indígenas plenos de sol y belleza. Dan muchas ganas de aprender a bucear. Tan íntima que da pudor.

Lo que más quiero me pareció una película correcta pero me quedé con la sensación de que daba para más. Salí del cine con la impotencia de haberme perdido una parte. Quizás no era mi día iluminado y me haga falta una segunda lectura. Ya la veré cuando la den en el MALBA o algún otro espacio alternativo. La historia es rica pero fallo como espectadora cuando tengo que empatizar con personajes femeninos. Y acá no pasa por otro lado, o uno se prende como chico al barrilete al duro recorte de la vida de esas dos mujeres que el guión propone o no hay nada por hacer. De igual modo, celebro el premio a las actuaciones porque son impecables.

Police Adjective mereció mejor suerte. La vi fuera del contexto del festival y morí por ese guión. El que persigue pasa a ser el perseguido y las diferentes interpretaciones o lecturas de un tema hacen que lo que para unos es un delito para otros no lo sea, eso robustece la trama. ¿Cuál es la implicancia de ofrecer hachís? ¿Es delito? Ofrecer no es instigar, no es presionar. Ofrecer no implica el aceptar. Porumboiu pudo sobreponerse al síndrome de una ópera prima exitosa como había sido Bucarest 12 08. Ya es mucho decir. De los jóvenes realizadores más interesantes que he visto en los últimos tiempos.

La Pivellina es una película entrañable. Una niña abandonada en un campamento de circo de la Italia pobre debe convivir por unas semanas con un grupo de artistas que la adoptan, la consienten y llegan a amarla. La vi en una de las proyecciones en las que estuvo presente su directora: Tizza Covi, ella le adjudicaba rasgos de cine documental y de cine de ficción. Es así, la película es notable pero presenta trazas casi naturalistas que la desvanecen de a ratos. No obstante carece de golpes bajos y acierta con el final, anunciado pero coherente. La inminencia de esa madre que va a venir a buscarla.

Mary & Max es otra película que vi fuera del festival. Adoro la animación y había visto poco de Adam Elliot. Lo pongo en mi lista de hombres perseguibles. Las cartas acompañadas con chocolates siempre fueron mis favoritas y, para los que nacimos cuando todavía se escribían cartas en papel, los relatos de los pen pals nos son familiares. Recuerdo que incluso formé parte de un grupo que se jactaba de que un papel y una pluma bajo el sol bastaban para convocar a la felicidad. La correspondencia entre Mary y Max es compleja, hasta por momentos dura. In fact, la niña australiana y el judío-americano tienen vidas que merecen el descanso de la letra.

El ambulante es uno de esos filmes con los que uno sale de la sala con el ferviente deseo de hacer cine. Como contó Yurkovich tras la proyección, ellos se topan con este realizador artesanal gracias al grupo Cine con Vecinos de Saladillo. Pasa el tiempo y, cuando aparecen unos créditos blandos para documentalistas, deciden retomar el contacto. Es cine dentro del cine pero no es uno de esos metarelatos para especialistas sino la más sencilla de las historias: la de un hombre que va de pueblo en pueblo haciendo cine con una Panasonic 9000. Es paradójico, si uno tuviera que hacerlo sin los viejos equipos con los que él cuenta hasta saldría más caro que filmar con una HD. ¿Qué filma? Un único guión con algunas variaciones protagonizados por la gente del pueblo que transita. De lo cómico a lo patético en segundos pero siempre instalando el deseo de producir.

Morrer como un homem de João Pedro Rodriguez fue premiada en la sección Cine del Futuro pero a mí me sacudió más allá de eso. Quedé atrapada por una drag queen presionada por su novio para cambiar de sexo y el conflicto religioso que produce la inexorable homosexualidad a la que la catapultaría esa intervención. No es un relato ético. Pero quizás estamos tan acostumbrados a la cultura open mind que tenemos la concepción errónea de que el problema que plantea la identidad sexual es sólo psicológico. En ese encuadre, considerar la exclusión de nuestro destino como criaturas de la divinidad ya es una audacia.

Como rescate personalísimo del festival mencionaré:

a) Jay Rosenblatt, cortos en los que aborda temas como el suicidio, la muerte de un hermano, el dolor, la angustia persistente, la depresión. Lo hace con una honestidad, un compromiso y hasta una bien entendida crueldad pocas veces vista.
b) To Walk Beside You, de Yuya Ishii, otro Tokio, diferente al que siempre imaginamos. La relación entre un adolescente hijo de padres suicidas y su maestra de inglés que deciden huir para que el muchacho pueda cumplir sus sueños. Una cálida comedia de enredos, casi naif que nos hizo salir a todos felices de la sala. Como dato anecdótico, el fin de una etapa, la desaparición de un lugar se sella arrojando los celulares a un río como si fuera el único modo de contacto o de lazo con los otros.
c) Like You Know It All, de Hong Sang-Soo, así como nombré alguna pequeña película que sostenía y promovía el sueño de las pequeñas películas, ésta es una gran película acerca del eterno tema del encuentro y el desencuentro humano. Formidable, pareja, sólida. Protagonista cineasta, ergo protagonista hombre si consideramos el cine con una de una de nuestras más caras invenciones humanas.
d) Meat, de Nieuwenhuijs, adoro escribir esto. Lejos, la peor película que vi. Una carniciería digna de Carne de Armando Bo donde hay un carnicero adicto al sexo, una jovencita voyeur, muchachos que se ponen máscaras para someter a las chicas, novios que usan la asfixia como método para proporcionar placer, activistas en contra de la matanza de animales, cámaras frigoríficas repletas de vacas muertas y dos hombres parecidos: cadáver y detective. Aquelarre.

Será hasta la próxima edición.

sábado, 10 de abril de 2010

BREVIARIO - BAFICI 2010


Hay películas que ya tienen asegurada su distribución en la Argentina. Mi plan es no desvelar por ellas. Éstas son:

Police, Adjective, de Corneliu Porumboiu
The White Ribbon, de Michael Haneke
Hadewijch, de Bruno Dumont
Visage, de Tsai Ming-Liang
Yuki y Nina, de Hippolyte Girardot y Nobuhiro Suwa
Vincere, de Marco Bellocchio
Lourdes, de Jessica Hausner

Siguiendo con la lista de las que se puede prescindir en el vendaval de piernas, celulares y entradas, agregaremos a:

Mary & Max, de Adam Elliot, está circulando una invitación de un cineclub muy conocido.
Ajami , de Scandar Copti y Yaron Shani, compitió por el Oscar, ergo se estrena seguro.

¿Mis recomendaciones?

Para melómanos:

Roskilde, Wivel
Adoro los mega festivales de rock en Europa. Ulrik Wivel registró las últimas ocho ediciones del festival y su cámara grabó a: Franz Ferdinand, The Streets, Placebo, Sonic Youth y más. Además, está el despliegue de adrenalina y sudor de los grandes recitales y la fiesta interminable a la que nos invita la música.

Para cinéfilos de raza:

Sweetgrass, Ilisa Barbash y Lucien Castaing-
Ilisa Barbash y Lucien Castaing, un matrimonio de realizadores nos cuentan la historia de dos cowboys vagando por Montana. Western, paisaje, imágenes, vínculo. Otra perspectiva del género que no deja de ser leal a sus orígenes.

Para amantes del stop motion:

In the Attic...
, de Jiri Barta
Prohibida para los que nunca soñaron con una lucha de muñecos. Se da en el marco del BAFICITO pero no piden documentos para ingresar a la sala.

Para los osados de siempre:

Exhausted, de Kim Gok
Que nadie pase por el BAFICI sin ver al menos una película de la sección Cine del Futuro. Algo bestial, muy sadomasoquista, hiper freak, granulada por el Super 8. Bella.

Will be continued...

Gilda (Vidor)


Creo que para mí una danza de Rita Hayworth significa, expresa la alegría de tener un cuerpo. Expresa el triunfo de la vida sobre la muerte, el triunfo de la sexualidad vivida sin culpa, vivida con toda la alegría que el mundo ha ido olvidando a través de siglos de represión. Manuel Puig

Banfield, teatro Ensamble. Lugar amigable donde los miércoles se puede ver cine gratis en un espacio con pisos de madera y mesitas con velas.
Gilda, película de 1946, dirigida por Charles Vidor y protagonizada por Rita Hayworth y Glenn Ford narra la llegada a Buenos Aires de Johnny Farrell, un jugador empedernido quien, tras ganar una apuesta, es sorprendido por un ladrón en la zona del puerto. Lo rescata un hombre del que desconoce la identidad pero con el que volverá a toparse muy pronto porque es el dueño de un casino al que Farrell asiste por su compulsión al juego.

En este segundo encuentro, Farrell le propone a Ballin Mundson que, en lugar de despedirlo por hacer trampa, lo contrate para trabajar en el lugar. La Buenos Aires que presentan, reconstruida desde los estudios de Hollywood es muy singular, transcurría la Segunda Guerra Mundial, el plató desbordaba de veredas y entradas a casonas como las que sólo quedan en la Recoleta. Un casino ostentoso, un vestuario fantástico.

De a poco Farrell va mejorando su posición dentro del lugar y la relación entre los hombres se va consolidando. En una de sus charlas hablan de la incompatibilidad de las mujeres y el juego. Pero, vaya paradoja, Mundson hace un viaje y deja de encargado a Farrell, de regreso le presenta a su nueva esposa: Gilda. A los espectadores y al mismo Mundson nos lleva poco descubrir que Gilda y Farrell se conocen y que, el desprecio de Farrell por las mujeres, se debe a la seducción constante que desata Gilda mientras que el casamiento veloz de Gilda es la respuesta al despecho sufrido por el abandono de Farrell.

La situación se complica cuando Mundson, acosado por problemas derivados de negocios poco claros le pide a Farrell que se encargue de su esposa. De ahí en más la actividad principal de Farrell es arrancar a Gilda de los brazos de otros hombres. En un principio Farrell lo hace por lealtad a su jefe aunque Gilda piense que lo está haciendo por ella.

En una noche de carnaval, la tensión odio-amor que late entre los protagonistas hace que se besen en la habitación de Gilda donde son descubiertos por Mundson que huye en un avión que se hunde en la mitad del mar.

Ahí arranca la segunda parte de la historia. Farrell para vengarse de Gilda, se casa con ella pero la confina al encierro, la soledad y la persecución. En tanto, como único encargado, Farrell toma el mando de los trabajos sucios de su patrón y empieza a ser objeto de la vigilancia de la policía.

Bastan dos escenas memorables: la cachetada de Glenn Ford y una suerte de strip tease en el que Gilda se saca apenas un guante, vestida de pies a cabeza con un strapless de satén negro mientras canta Put the Blame On Mame para que la película entre en la historia del cine.

¿Guión pueril? Quizás ¿Historia previsible? ¿Qué tendría de malo?
Escuché comentarios increíbles durante la proyección. Mujeres que decían: Pero no tenía tetas o No tenía culo. Y ella ahí, implacable, desafiándolas a todas aunque el blanco y negro no mostrara el delirio de su cabellera roja. Inolvidable, feliz, bailando ad infinitum.

Como siempre dijo Rita Hayworth: "Mi desgracia es que los hombres se acuestan con Gilda y se levantan conmigo"

Cuando Glenn Ford recibió el premio Donosti del Festival de San Sebastián en 1987 eligió que de todas sus películas se proyectara Gilda para el homenaje. No podía contener las lágrimas cada vez que Rita aparecía en la pantalla.

¿Curiosidades? A raíz de es esta película se colocó la imagen de Hayworth en la bomba atómica de pruebas que Estados Unidos arrojó sobre las Islas Bikini. Esto enojó mucho a la actriz que era pacifista. Además, se enterró una copia de la cinta en la Cordillera de los Andes por si acababa el mundo. Así que, si alguno sobrevive, ya sabe dónde encontrar cine.

martes, 6 de abril de 2010

Cómo entrenar a tu dragón (Dean Deblois y Chris Sanders )


Un adolescente vikingo llamado Hiccup vive en una pequeña aldea en la isla de Berk situada sobre el Meridiano de la Tristeza. Allí su padre, Estoico (nombre que reconoce una fuerte ascendencia griega) es quien ostenta el galardón de ser el vikingo que más dragones mató.

Hiccup se queja de que en su aldea los dragones son como los mosquitos en otras ciudades y de que el trabajo perpetuo de su raza puede estar destinado a combatirlos. En ese contexto se siente perdido porque, pese a que lo intenta, no encuentra dentro suyo dotes que lo hagan sentirse un vikingo.

Una noche por descuido del soldado a cargo, se coloca frente al arma que usan para dispararle a los dragones: una especie de ballesta que lanza una red que los atrapa en vuelo y cree ver en la mitad de la noche que capturó a un Furia Tormentosa, la especie más temida por su raza hasta ese momento. La aventura del disparo desencadena una pequeña catástrofe en la aldea que aumenta la incertidumbre del padre que empieza a preguntarse por el destino de su hijo en la aldea.

Por fin, antes de emprender un viaje, toma la decisión de dejarlo en el curso de entrenamiento para vikingos: entre sus compañeros de clase están el gordito sabelotodo, la chica linda y el muchacho valiente. El aprendizaje es pura praxis, les sueltan un dragón dentro de una especie de pequeño circo con el techo enrejado y se van proveyendo de las armas y lo que creen necesario para el combate.

De regreso de la primera clase, decepcionado por la experiencia marcha hacia un bosque a entrenarse en soledad. Allí, en un claro entre los árboles, descubre al Furia Tormentosa al que le disparó envuelto todavía en sus cuerdas. Piensa que la mejor alternativa es sacarle el corazón y llevárselo a su padre pero cuando mira los ojos del dragón se conmueve y decide no matarlo.

Lo que sigue es el trabajo de aprendizaje de Hiccup con su dragón mascota. Empieza a descubrir sus hábitos alimentarios, de comportamiento y hasta le enseña a volar utilizando un ala de madera que compensa el problema de equilibrio que tenía el dragón al momento de encontrarlo. Esto redunda en beneficios en sus clases aunque genera las sospechas de algunos de sus compañeros. Su secreta habilidad para domesticar dragones no es la estrategia esperable para combatirlos.

Astrid, la chica linda, comienza a seguirlo y descubre a su protegido. Hiccup se ve obligado a interceder entre ambos y a presentarla como a una amiga. Astrid se muestra temerosa porque en el Libro de los Dragones figuran las estrategias para combatir a todos los dragones excepto a esta especie. Es más, el único consejo para quien se encontrara ante un Furia Tormentosa era huir.

Astrid e Hiccup inician un vuelo sobre la aldea que comienza siendo maravilloso pero en el que, poco a poco, pierden el control de la situación y son dirigidos por el dragón en una dirección desconocida. De a poco se van reuniendo con hordas de dragones que llevan a sus presas entre sus garras. Se dirigen hacia una cueva muy oscura donde los dragones parecen arrojar sus ofrendas al vacío. A los pocos segundos una figura tremenda aparece, un amo de dragones. Una figura gigantesca y tenebrosa que los hace trabajar para saciar su apetito.

Cuando vuelven lo espera una prueba a Hiccup , al ser el mejor calificado del curso tiene el honor de enfrentarse a un dragón al que deberá matar para ser proclamado vikingo. Su padre regresa justo para el evento y se siente emocionado de que su hijo, en quien había depositado tan pocas expectativas, le diera esa sorpresa. Hiccup , como era de esperar, no puede matar al dragón y e su dragón protegido quien viene a salvarlo.

Su padre lo defiende pero lo expulsa de su casa y, en la conversación que mantienen queda al descubierto su relación con la mascota y su conocimiento del nido de los dragones, sitio secreto que, por cientos de años, los vikingos quisieron encontrar.

La mascota de Hiccup es tomada como guía en el derrotero. Hiccup , con la ayuda de Astrid y sus compañeros de entrenamiento irán en rescate del contingente de vikingos pero al final no se los cuento.

Es una aventura épica. Tiene todo para serlo: el rito de iniciación, las runas escritas en el Libro de los Dragones. Tiene la virtud de mezclar esos elementos con realidades un poco más contemporáneas (o quizá eternas) como qué espacio tenemos en la sociedad los que no nacimos con las habilidades que la sociedad a la que pertenecemos parece demandar.

Hiper veloz, dura apenas unos 97 minutos. Es de Dean Deblois y Chris Sanders que son también los autores del guión adaptado sobre una novela de Cressida Cowell. Los dibujos son magníficos y acá nos topamos con las primeras generaciones de virtuosos que trabajan en computadora. Es para ver en el cine. Los espejos de agua y los vuelos hacen acordar a un Miyazaki que sigue haciendo los dibujos a mano pero que puede tardar unos tres años en producir una película.

viernes, 19 de marzo de 2010

La isla siniestra (Martin Scorsese)


No me gusta que el mundo deba oír estas canciones tan tristes. Gustav Mahler

Gone, baby gone, Mistic River y Shutter Island son tres novelas del estadounidense Denis Lehane que, después de ser best sellers en formato libro, alcanzaron la versión cinematográfica.

La larga y prolífica trayectoria de Scorsese hace que tenga tres tipos de fans: los incondicionales, los que vieron sus películas hasta Cabo de Miedo y los que lo siguieron de allí en más. No soy fundamentalista y fui mutando de posición a lo largo de los años. No pretendo que Scorsese vuelva a filmar Taxi Driver porque sería un despropósito. Creo que se permitió crecer al mismo tiempo que se desarrollaba la tecnología y el cine iba encontrando nuevas formas de narrar.

La Isla Siniestra es otro filme producto de la asociación artística Scorsese - DiCaprio de la que surgieron obras como: Pandillas de Nueva York, Los Infiltrados y El Aviador. Narra la historia de un marshall que es designado, junto a un compañero, para investigar la desaparición de una mujer en un neuropsiquátrico para delincuentes situado en una isla en New England.

Comienza con las náuseas del protagonista durante el viaje en ferry hasta esa isla. Los signos que va desperdigando en el comienzo parecen ser los tics de una película de terror. Un cartel en la entrada que dice: Recuérdanos porque también hemos vivido, amado y reído. Una de las mujeres del patio le hace el típico gesto de silencio al marshall y eso parece indicar que todo lo que suceda dentro de la isla debe morir allí.

Scorsese apela al recurso del flashback para contar lo que fue la vida de Teddy Daniels antes de su legada al lugar. Así nos introduce en su vida de pareja y en su pasado como soldado durante la Segunda Guerra. En una de sus primeras conversaciones con el director del establecimiento, el marshall se empeña en dejar claro que ser un hombre de la violencia es diferente a ser un hombre violento.

La paciente desaparecida es sólo una mínima porción de la historia. Un pequeño misterio de cuarto cerrado. La mujer parece haberse esfumado sin que nadie tuviera percepción de ello. Deja un papel escrito del que arrastramos la frase: ¿Who is 67? En alusión a otro paciente faltante que es ignorado por la institución.

Muy pronto la mujer aparece y a uno lo asombra que, el que parecía ser el núcleo central de la historia, se mueva de lugar. De a poco, los flashbacks a los que hice alusión empiezan a mostrar un perfil cada vez más violento del protagonista. Daniels empieza a sentir migrañas y es medicado. De regreso de una de sus excusiones al faro, lugar donde son confinados en celdas individuales los presos de máxima peligrosidad, su ropa está tan mojada que le dan, para vestirse, el uniforme que usan los internos. Incluso, por su cansancio y su estado, pasa la noche con ellos.

De ahí en más el relato se transforma en un thriller psicológico agobiante, gótico, opresivo en el que se van desperdigando pistas que pueden ser útiles para cualquier escena que acontezca desde allí hasta el desenlace. Un desenlace complejo. Scorsese nos lleva a recorrer tres finales posibles en unos cuarenta minutos. Por fortuna, la fotografía es maravillosa, las escenas están muy bien concatenadas y el ritmo se sostiene a lo largo de toda la película. Si lo hubiera hecho otro cineasta nos preguntaríamos: ¿No será demasiado? Pero es Scorsese y no le sale tan mal.

El guión de Laeta Kalogradis hace hincapié en la locura, en el alcohol, en las pesadillas, en el insomnio, en las alucinaciones, en los fármacos. Deja planteada la disyuntiva: Qué es mejor. ¿Vivir como un monstruo o morir como un hombre decente?

Es un desparramo de excesos, se vuelve barroca de a ratos, desbordante. Pudo haberse elegido una estética más oscura pero, sin embargo, predominan la luz y una fotografía espectacular. Los planos son antológicos y hay imágenes de increíble belleza: cuerpos sumergiéndose en el agua, violetas flotando, la tormenta que hace que los protagonistas queden varados en el lugar.

Muy buena la actuación de Leonardo DiCaprio porque se trata de un personaje complejo que va intensificando el grado de violencia y de enfermedad a lo largo de la película. Estupendas las interpretaciones de Ben Kinglsey y Max von Sidow.

Robbie Robertson propuso un soundtrack diferente: utilizar música sinfónica moderna y algo de sampler. Suenan Cry, de Johnnie Ray, György Ligeti, Krzysztof Penderecki, John Cage, Max Richter, Giacinto Scelsi, Brian Eno, John Adams y Gustav Mahler. El viejo Mahler, paciente de Freud.

Para fanáticos incondicionales de Scorsese y para seguidores del género. Más que prohibida para quienes se revuelven en la butaca cuando la historia tiene más de un punto de inflexión.

A mi parecer, no hay nada más misericordioso en el mundo que la incapacidad del cerebro humano de correlacionar todos sus contenidos. Vivimos en una plácida isla de ignorancia en medio de mares negros e infinitos, pero no fue concebido que debiéramos llegar muy lejos. Hasta el momento las ciencias, cada una orientada en su propia dirección, nos han causado poco daño; pero algún día, la reconstrucción de conocimientos dispersos nos dará a conocer tan terribles panorámicas de la realidad, y lo terrorífico del lugar que ocupamos en ella, que sólo podremos enloquecer como consecuencia de tal revelación, o huir de la mortífera luz hacia la paz y seguridad de una nueva era de tinieblas. HP Lovecraft

El séptimo continente (Haneke)


Cine club. Llegué a las 19:45 y era la primera. Me preguntaron cómo me había enterado, si había visto alguna otra película de Haneke, las preguntas de rigor. Tuvieron que agregar sillas a los costados por la masiva concurrencia.

En realidad, no puedo decir que la película me gustó. Experimenté una profunda fascinación pero también un enorme desconsuelo. Es formidable la estrategia narrativa que despliega para contar el proceso de degradación de la familia S. Las imágenes de la iconografía de lo que constituyó (¿constituye?) un modelo post industrial en decadencia: el lavadero de autos, la televisión, las cajas registradoras, el interior de los supermercados, las computadoras del trabajo de Georg, se contraponen a esas otras imágenes de los que pueden acusar recibo del impacto a través del dolor: como el hermano de Anna ante la muerte de los padres, Anna misma ante la contemplación de los cadáveres en la ruta y la pequeña Eva cuando ve la muerte de sus peces.

Va sembrando elementos significantes: Eva que finge una ceguera en el colegio, la forma sistemática en que comen y hasta rezan, las cartas a los padres de Georg, el agua envolviendo la cápsula en la que se transforma el auto (porque lo están lavando o por la lluvia), el poster de Australia, la radio siempre encendida. La tan trillada frase del congelamiento emocional y el congelamiento del lenguaje en Haneke.

Y el tercer tramo es demoledor. Esa suerte de banquete final (¿última cena cristiana?), la destrucción de la casa (proceso que un día después de haber visto la peli todavía es inefable para mí), los peces tomando las últimas burbujas de agua, el dinero viajando por el inodoro, el teléfono descolgado, la persistencia de la televisión. Me hizo mucha gracia verlos tirados en la cama, previo al suicidio, viendo por la tele lo que yo considero la canción más horrenda de la década del 80 que es The power of love cantada por la mega kitsch Jennifer Rush que estaba muy de moda. Y el concepto de moda siempre me remite a Lipovetsky que coloca a la moda como eje de un proceso social que demanda la producción y consumo de objetos, medios, cultura, publicidad.

También me recuerda otro ensayo de Lipovetsky la pregunta que se hace uno de los personajes: ¿qué pasaría si en lugar de cerebro tuviéramos un monitor y todos pudiéramos ver lo que pensamos? El homo pantalicus. Pero Lipovetsky se refiere a él en este siglo (por la proliferación de las notebooks, palms, etc) mientras que Haneke ya lo concibe en el 89.

El listo para consumir que denunció Habermas en los empaques de las compras y la cena de cereal y leche. O Vattimo cuando dice que hoy en la sociedad de consumo, la renovación continua de la vestimenta, de los edificios, etc, está fisiológicamente exigida para asegurar la supervivencia del sistema. Ese "fisiológicamente", tan determinate, es de lo que logra escapar la familia S.

Un hombre serio (Coen Brothers)


"Don't you want somebody to love / Don't you need somebody to love / Wouldn't you love somebody to love / You better find somebody to love" (Jefferson Airplanes, A Serious Man Soundtrack)

Perdí perspectiva en cuanto a los géneros cinematográficos. Ya no sé qué es una comedia negra y no estoy tan segura de que A Serious Man lo sea. Por allí alguien la calificó como uniquely Jewish film noir, lo que me resuena un poco más. Me pareció una película profundísima, bastante dura pero impecable y con un guión espectacular. El cuento que funciona como obertura es delicioso. Un prolegómeno de terror en versión idish. El dybbuk dando la bienvenida.

Leí en las críticas (La Nación levantando una entrevista del New York Times y todas la que tira la página oficial de Facebook) que es una versión del libro de Job. Lo conozco y sé de sus tribulaciones y del diálogo que sostiene con sus diferentes interlocutores pero en el trabajo de los Coen nunca llega el tiempo de la recompensa final.

Ellos minimizan su formación judaica diciendo que se restringe a lo que recibieron de niños y que nada les resultaba más cansador que las clases de hebreo, sostienen además que lo que los vincula al judaísmo es más una postura ética que religiosa. Incluso usaron un rabino consultor. Sin embargo, no sé si hay otra película que yo haya visto que represente mejor a los judíos. Si existe no es mainstream. Acepto recomendaciones. Reconozco esbozos en el viejo Woody Allen pero no superan eso.

Pasé por la web http://www.tora.org.ar/. Allí el Rabino Itzjak Ginsburgh alude al Libro de Job como un manual de psicología que describe el proceso del psicoanálisis. Creo que la visión cristiana del mismo libro es mucho más acotada. Me queda su revisión como tarea pendiente. Quizás sea enriquecedor cotejar las dos versiones.

Fue raro lo que me pasó en la butaca, me fuí entristeciendo a medida que los padecimientos de Larry se iban apilando. Los Coen dicen que para ellos fue divertido ver qué más le podía suceder a Larry pero yo no pude recibirlo así. El encuentro con el primer rabino roza la inocencia (Por aquello de: The boss isn’t always right, but he’s always the boss), la charla con el segundo es hilarante, no se puede creer el microrelato de los dientes con mensaje divino, y la indiferencia del tercero es casi injusta. De la web oficial se pueden bajar tres cortas escenas del guión en inglés en *.pdf. Las guardaré como preseas hasta que salga en formato libro.

Es loable que puedan desplegar tanto en tan poco tiempo: la separación de la mujer, la introducción y muerte de su nueva pareja, su trabajo como docente, la relación con los hijos y con el hermano, el deseo puesto en la vecina, sus pesadillas, el alumno que sacó F, la catástrofe económica, el anuncio inminente de un problema de salud y ese tornado final que amenaza con llevárselo todo. Leí en el post de un blog que había gente a la que le pareció larga. Para mí fugó en un suspiro.

Me quedan como huellas: los desarrollos en el pizarrón de Larry del gato de Schrodinger y el principo de incertidumbre de Heisenberg, Danny estudiando la Torah y su encuentro final con el Rabí Marshak que le habla de los Jefferson Airplanes casi en tono de revelación: When the truth is found. To be lies. And all the hope. Within you dies. Then what? Grace Slick. Marty Balin. Paul Kanta. Jorma... ...something. These are the members of the Airplanes. Interesting. Here. (Le entrega la radio). Be a good boy.

Siempre lo que viene es peor de lo que sucedió y, en ese sentido, creo que los Coen son implacables y persistentes. No sueltan un instante a Larry. Se queda sin familia, sin casa, sin profesión y todos los intentos por conciliarse con el planeta y con la divinidad se tornan vanos. Queda claro que Larry es un hombre serio y que hace lo que debe hacer. Lo que queda sin resolver, y es fantástico que así sea, es si es justo o no someterse con pasividad a los designios de Dios.

Es buena también la idea de la gráfica de la película: él sólo en la terraza tratando de arreglar la antena. Todo un epítome.

Impecables las caracterizaciones, un casting prolijo, una puesta en escena inobjetable.

Les dejo un gift de Liel Leibovitz:

"...however, and shaved off their beards and shook off their mamaloshen, their mother tongue, they quickly became besotted with the promises of modernity. They were urged to replace the yearnings for Olam Ha-ba, the messianic and redemptive world to come, with lust for the trappings of Olam Ha-ze, the earthly realm in which we live. They exchanged the Talmud for the law book, the medical text, the tax code. Even when they pursued theological studies, they did so with deference to the principles of the Enlightenment that had emancipated them..."

Viaja apenas mi mirada goy.

Rosa Patria (Santiago Loza)


Érase un animal atado y turbio / de fervientes desdichas / alimentado por el polvillo de los rubíes /y el sonido de las colinas (Néstor Perlongher)

Corría el año 1986. Yo terminaba con mucho desgano el secundario e intentaba, con poca fortuna, decidir mi vocación. Por aburrimiento puse un aviso en el Suplemento Sí para cartearme con gente que leyera a un par de autores que ahora no recuerdo. Entre quienes me respondieron estaba un chico, cinco años mayor que yo, que editaba una revista independiente de poesía de las que proliferaron en la salida de la dictadura.

Coincidió con mi traslado de la noche de los suburbios a la de Buenos Aires, fui muy pocas veces al Parakultural porque me hice más habitué de Cemento y porque nunca fui consumidora de teatro pero recuerdo a Batato Barea, a Fernando Noy, a Tortonese y a Urdapilleta. Las perfomances artísticas que solían hacer eran humorísticas, teatrales, surcadas por la literatura.

Bien, el chico que conocí estaba en pleno duelo. Su novia acababa de viajar a Londres por una beca y lo había dejado rebotando entre las paredes de La Giralda. Entonces decidió adoptarme y compartió conmigo sus lecturas, su proceso de escritura y hasta su militancia poética. Él fue quien me introdujo en la lectura de Perlongher y quien intentó, con estúpida desesperación, que yo escribiera poesía. El Perlongher que me mostró era muy marginal, era el Perlongher de esas revistitas hechas en mimeógrafo o el de Austria-Hungría. Todavía no había salido Alambres que fue editado por Último Reino. Eso, a fines de los´80, implicaba toda una consagración.

Marlene Dietrich / cantaba en Londres una canción entre la guerra; / Oh no no no es cierto que me quieras / Oh no no es cierto que me quieras (Nestor Perlongher)

La película de Loza es prolija y sorprendente, adjetivos que rara vez van de la mano. Me topé con figuras que se me desdibujaron en los inicios de los 90 como Sebreli, Fogwil, el mismo Noy. Leí bastante a Sebreli en el apogeo de su producción de ensayos. Fogwill fue uno de los primeros escritores en tener web y un atisbo de blog cuando recién apareció Internet. Ahí estaba, muy rodeado de mujeres y siempre respondía los mensajes. Anoche visité su página y la encontré muy descuidada. Tal cual la había abandonado, desalentada por la imagen de su verdadera muchacha punk, tan londinense y frágil. Otra vez Noy, nunca le creí como poeta. Lo intuyo como a un artista, como un performer, ni siquiera como un actor.

El calificativo de mod que Fogwill desliza para un arquetipo de homosexual me sonó pertinente por la búsqueda de oposición. Perlongher no era un homosexual mod porque su estilo literario no es sólo barroco por la decoración proliferante de palabras sino porque esas palabras tienen tanto connotación como denotación abigarrada y profusa.

Los que considero alumbramientos sobre Perlongher son su envidiada e increíble correspondencia, su necesidad de que hubiera un sustento teórico para el FHL y su idea del fin de la homosexualidad a partir del SIDA. Está inscripto en la suma de finales posibles que se plantearon en plena muerte del siglo XX. También me parecieron entrañables las referencias a Puig, Hernández, Lamborghini.

El documental está muy bien narrado. Desde los soportes que utiliza para mostrar las viejas fotografías hasta Carlos Casella bailando y cantando El vestidito verde.

Tendré que visitar a Alejandro Ricagno como poeta, sólo tenía su registro de las primeras épocas de El Amante.

Estamos sitiados Bernadotte / a dónde iremos / después de esta película tan triste. (Néstor Perlongher)

sábado, 13 de marzo de 2010

Alice in Wonderland (Tim Burton)


Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca.
- ¿Cómo sabes que yo estoy loca?
- Tienes que estarlo, o no habrías venido aquí.


Mediodía en Adrogué, Alice in Wonderland en el shopping. Cuando llegué al cine noté que había un problema: la versión 3D es en castellano y la versión subtitulada no es 3D así que me resigné y compré entradas para las dos. No es fantismo insano, todos los adultos que estaban en el lugar hicieron lo mismo. Me alegré de no haber ido al Abasto o a alguno de esos mega cines porque las personas que estaban detrás mío ya compraban tickets para el sábado a la noche.

La guionista, Linda Woolverton, trabaja para Disney y fue autora de otras adaptaciones como La Bella y la Bestia y El rey León. Para el guión toma de Lewis Carroll: Alicia en el País de las Maravillas, Alicia a través del Espejo y el Jabberwocky, el mayor poema sin sentido escrito en lengua inglesa. No existen traducciones que estén al nivel del original porque los juegos que Carroll hace con el significante suponen la imposibilidad de ser llevados a otros idiomas. Por las descripciones parecería ser de tono épico y retratar a una especie de dragón.

Cuestión que Woolverton concatena esas historias con la de otra Alice, una adolescente a punto de transformarse en mujer que debe tomar la decisión de casarse o no con un hombre al que no ama. Alice tiene una pesadilla recurrente desde los seis años que acontece en un lugar al que ella llama el país de las maravillas y que, en realidad, es la infratierra que la espera al pie del árbol. Esa última historia es la que la nos traslada a la Londres victoriana a la que Carroll (o el reverendo Dogson) perteneció.

No aparecen todos los personajes de los libros sino una arbitraria seleccion Burtoniana: el Sombrerero, el gato de Chesire, la oruga, la Reina de Corazones, la Reina Blanca. Y, para contar a la Alice que todos esperamos, apela a un flashback oportuno donde la muestra de niña pintando las rosas blancas de rojo en el jardín del palacio. Los juegos de palabra no son los mismos que los del texto original y carecen de su profundidad semática pero conservan su espíritu.

Burton, en una entrevista que leí hace mucho tiempo, se reía de que los críticos lo catalogaban como decorador de interiores. Me parece que a esta altura ya probó su talento, de hecho hasta el MOMA exhibió sus obras. Lo bueno es que esta vez logra apoderarse de la historia de un estudio y la lleva al celuloide con su marca personalísima. Nadie cuenta relatos fantásticos como él y en eso hay que ser respetuoso.

Las actuaciones son muy buenas, sobre todo teniendo en cuenta que los escenarios y algunos de los personajes son digitalizados lo que demanda al actor trabajar sobre un fondo verde y hablándole a una pedazo de cartón. Johnny Depp, Mia Wasikowska, Helena Bonham-Carter y Anne Hathaway están impecables. El arte quedó a cargo de Robert Stromberg que también es responsable del diseño de Avatar. A decir verdad, no me sorprendió, después de The Lord of the Rings es muy difícil que un castillo me impacte. Pero en 3D todo es avasallante, omnipresente, hasta deliroide. La escena de la hora del té es magnífica, la profundidad de la mesa y su paleta de colores te deja mudo.

La grabaron en formato tradicional y después la convirtieron. No es 3D puro. Es la consolidación del cine high tech al que alude Baudrillard pero, a diferencia de él, no creo que la ilusión se retire sino que esa ilusión se corre a otro lugar tan simbólico como el que tenía aunque renovado. No hay excesos en Burton. Todo está dosificado: muy medido, muy logrado y, aunque a veces sientas que estás metido en un holograma, ésa es parte de la fantasía usada en beneficio del relato. No por eso pierde el estilo del viejo tale inglés que sobrevivió una centuria y media.

Peter Greenaway decía que el cine estaba atascado en la novela decimonónica y que, en ese sentido, el único que había hecho verdadero cine había sido Walt Disney. Greenaway es un provocador porque él se basa en lo pictórico para desplegar su obra y la pintura es un arte más antiguo que la novela decimonónica pero instalaba la polémica. ¿Habremos cruzado la frontera? No lo sé.

Habrá 2 discos para el mundo de Lewis Carroll contado por Burton. El primero es Almost Alice, el cual tiene 16 canciones compiladas.

1. Alice – Avril Lavigne
2. The Poison – The All-American Rejects
3. The Technicolor Phase – Owl City
4. Her Name Is Alice – Shinedown
5. Painting Flowers – All Time Low
6. Where’s My Angel – Metro Station
7. Strange – Tokio Hotel and Kerli
8. Follow Me Down – 3OH!3 y Neon Hitch
9. Very Good Advice – Robert Smith
10. In Transit – Mark Hoppus with Pete Wentz
11. Welcome to Mystery – Plain White T’s
12. Tea Party – Kerli
13. The Lobster Quadrille – Franz Ferdinand
14. Running Out of Time – Motion City Soundtrack
15. Fell Down a Hole – Wolfmother
16. White Rabbit – Grace Potter y the Nocturnals

El segundo álbum es el de la música incidental de la película, compuesta por el gran Danny Elfman (Batman, Beetle Juice, Spider-Man, Misión: Imposible, El Cadáver de la novia). Ambos álbumes debutaron al mercado el 2 de Marzo del 2010.