martes, 11 de mayo de 2010

Synecdoche New York (Charlie Kaufman)‏


Hay hombres que no suben después de caer. (Arthur Miller)

El título es un juego de palabras con Schenectady, New York, ciudad donde vive el protagonista y sinécdoque. Como fan de la etimología, llegué hasta el griego y me topé con que el tropo extiende, restringe o altera la significación de las palabras para designar un todo con el nombre de una de las partes, la parte por el todo, la palabra general por una más particular, el género por la especie, el singular por el plural, el plural por el singular, la materia por el objeto, el signo por la cosa representada (y éste uso me quedó rebotando en la cabeza) y la especie por el individuo, entre otros.

Es el debut como director de Charlie Kaufman. Hasta ahora vimos algunas de sus obras en cine dirigidas por Jonze (¿Quiéres ser John Malkovich?), Gondry (Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos), etc.

La escena inicial nos presenta al Caden Cotard y su contexto con unos pocos datos: Caden lee en el diario la noticia acerca de la muerte de Harold Pinter y le recuerda a su mujer el trabajo que hizo sobre una de sus obras, en la televisión muestran un dibujo animado que describe a los virus y su esposa y su hija de cuatro años parecen inmersas en un contexto propio.

Luego, mientras el protagonista se está afeitando estalla una canilla y le pega sobre la ceja. Ese pequeño accidente provoca una dilatación de sus pupilas y preanuncia un cuadro con dificultad para salivar y llorar y hasta cierta torpeza en los movimientos. A Kaufman le gustan las palabras y cuando a Cotard lo mandan al oftalmólogo entiende neurólogo y cuando, a su vez, es derivado al neurólogo entiende urólogo. Con su hija diluciudan las diferencias entre psicosis y sicosis.

Mientras, la vida transcurre. Se aproxima el estreno de su última obra y su mujer le anuncia que no va a asisitir porque está preparando una muestra de miniaturas que va a exponer en Berlín. La obra recibe buena crítica. La esposa decide que realizará el viaje con la única compañía de la niña y, en su ausencia, él recibe una carta que lo hace acreedor a una beca millonaria para montar una obra de teatro.

I never understood the theater until last night. Please forgive everything I've ever written. When you read this I'll be dead. (David Mamet)

Se propone, por primera vez, que esa obra sea escrita por él. En el colmo del entusiasmo usa una palabra judía que significa río o algo más abarcativo como corriente en la que Caden involucra desde la incesante marea de la vida hasta el flujo menstrual y las poluciones nocturnas. La empresa es ambiciosa. Él y la reconstrucción de su vida terminan siendo el argumento principal. Hace un casting para elegir a los protagonistas que van a ponerle el cuerpo a su propia historia. Allí están Hazel, la mujer que siempre lo amó, su nueva esposa, las representaciones de su entorno e incluso él mismo interpretado por un hombre que conoce hasta sus pequeños tics.

Dos acontecimientos se suceden en paralelo. El primero, la lenta degradación de su salud que, no obstante, no consigue adelantarse a las muertes que van a acontecer en su entorno. El segundo, su escaso registro del paso del tiempo. Un comentario de Hazel revela que hace un año que se marchó su esposa. Hazel misma, madre de mellizos, es la prueba de otra elipsis temporal y una foto en una revista de su hija de diez años tatuada al extremo le revela que su ex esposa la considera "su proyecto".

A lo largo de diecisete años el depósito, que primero supo ser la escenografía de su departamento, se va transformando en una reconstrucción de Schenectady, hasta con un zeppelin que supo surcar ocasionalmente el cielo de New York.

This morning's flowers and flowers of yesterday (TS Eliot)

Mueren su padres, su madre, sus mujeres. La muerte dela hija es impresionante. Ella sabe de la inmediatez de su muerte porque se están secando las flores estampadas en su cuerpo. Una flor de un rosa mortal y violento se le desprende del brazo en el instante final.

La obra nunca se estrena y, por fin, una mujer es quien ocupa el rol del director. Ésa mujer le va dando instrucciones por una cucaracha que lleva en la oreja. Monta una escena con un párrafo opaco en el que habla de las vidas con proyectos que nunca concluyen, de la gente que espera llamados que nunca se producen. Del silencio vital en medio de un escenario de muerte y lluvia. Cuando concluye la alocución le habla a Caden. Le dice: muere. La escena funde a negro.

Me pregunto què hubiera sido de este guión dirigido por Spike Jonze y hasta imagino cierta ironía y humor en las escenas tragicómicas. Hago lo propio con Gondry e intuyo algún otro toque de melancolía suave y digerible. Dirigida por Kaufman es una experiencia angustiante reservada sólo para mantes de Kaufman. Celebro que el término drmaturgo, gracias a Miller, gracias a Mamet, gracias a Kaufman, se haya hceho extensivo a los guinistas de cine.

Maravillosas actuaciones. Compleja ruta para narrar. La novìsima satisfacciòn de dirigir.

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